Oaxaca de Juárez, 4 de agosto. No es un secreto que la música puede llevar alegría a un espíritu afligido, así como hacer brotar unas cuantas lágrimas inesperadas. A pesar de que todos en algún momento, sino en muchos, hemos vivido esta experiencia, los detalles de cómo funciona esa conexión entre la interpretación musical y las emociones siguen siendo en gran parte desconocidos.
A fin de iluminar las formas en que un compositor puede transmitir intencionalmente tristeza en las líneas de una pieza orquestal, una dupla de investigadores estudió este enigma musical, concluyendo que los solos instrumentales podrían ser una herramienta especialmente efectiva para un tipo particular de manipulación emocional.
Los investigadores querían aplicar la ciencia a esa conexión entre la música y las emociones para comprender mejor la teoría detrás del uso del instrumento solista en una composición musical.
Para el estudio, los investigadores caracterizaron 330 extractos seleccionados al azar para ver si existe un vínculo entre los solos instrumentales y una emoción particular: la tristeza.
Analizaron independientemente los mismos pasajes en función de siete características musicales vinculadas previamente con el afecto triste, que son: el tempo, el modo, la dinámica, la articulación, la suavidad rítmica, la altura relativa del tono y el rango de tono.
Los pasajes se dividieron en dos grupos: tristes o relajados. La comparación de los dos conjuntos de datos mostró que el 74 por ciento de los extractos clasificados como “tristes” contenían solos, una cifra que duplicó el doble del número de solos presentes en extractos catalogados como no tristes (37 por ciento).
Los investigadores indican que la conexión inherente entre la tristeza y un solo instrumental es casi una obviedad, pero describir esa relación en términos concretos no es tarea fácil. La teoría de los autores del estudio es que la razón por la cual los solos son tan buenos transmitiendo tristeza es porque refleja el aislamiento que nos imponemos cuando estamos tristes.
Apuntando a la investigación de psicología evolutiva que muestra que el aislamiento es necesario para la autorreflexión, el investigador Niels Chr. Hansen, afiliado a la Escuela de Música de la Universidad Estatal de Ohio y autor principal del estudio, comentó al respecto:
“Si lo piensas, en los momentos en que nos sentimos tristes es muy probable que estemos solos. El sonido de un solo instrumental podría recordarnos situaciones en nuestras propias vidas en las que hemos estado solos o tristes y por lo tanto, podríamos habernos aislado.”
Por supuesto, en el vasto canon de la música es inevitable encontrar solos instrumentales destinados a transmitir emociones distintas a la tristeza, como las desplegadas por razones puramente estructurales.
Aunque los solos son particularmente útiles para despertar nuestro amor por la música triste, también son buenos para los músicos que simplemente presumen de su virtuosismo.
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