Oaxaca de Juárez, 6 de abril. Me quedé de a cuatro con el comentario de Alejandro de la Peña, quien se presentó en la mañanera de AMLO, celebrada en Zapopan, Jalisco, como director general de En Contexto y Sin Mordaza. El hombre aprovechó el micrófono que le cedió el Presidente para acusar a muchos medios “de estar mintiendo” (suponemos que sobre las acciones de la 4ª Transformación). Pero también para pegarles, sin mencionarlos, a nuestros compañeros Ciro Gómez Leyva y David Páramo. “Yo diario me autoflagelo y escucho un noticiero que empieza a las 10:30, donde un señor, para referirlo, le dice a otro: ‘Remátala’ o quien sabe qué”.
Y le hizo una pregunta que no sólo le pega directo al nombre del medio que representa, sino que parece un llamado a la censura: ¿No hay una normatividad para esto? Lo primero que recomendaría a De La Peña es que dejara de autoflagelarse. El dolor que se infringe dificulta el entendimiento. Hay una amplia baraja de opciones a las que puede recurrir para aliviar los daños que se provoca. No lo dijo, pero por el tono daba la impresión de que quería complacer al Presidente.
López Obrador aprovechó los dichos de Alejandro De la Peña para llevar agua a su molino y denostar a la prensa fifí.
“Esas campañas en contra de servidores públicos, aquello que pasaba de que: ‘Ah, no me atiendes –en el sentido amplio de la palabra– espérate, ya vas a ver cómo te va a ir’. Y se desataban las campañas. Eso ya no funciona”. Y dijo más: “Puede ser una eminencia, un Premio Nobel, el que emita un juicio, pero si no tiene rigor, si no tiene apego a la verdad, si es tendencioso, ahí vienen las redes sociales a ponerlo en su lugar, en su sitio”.
Sobre el tema de la libertad de expresión, el fallecido columnista colombiano Alberto Aguirre decía que las noticias no pueden ser como las cremalleras: ajustadas al tamaño de una bragueta. Es una infamia pretender transformar al periodista en muñeco ventrílocuo. Su papel no es ponerse al servicio del gobierno o empresario en turno y aplaudir todo lo que hace. Una de sus funciones es precisamente ejercer la crítica fundada en los hechos. Y a mi juicio, Ciro lo hace bastante bien.
Por andar de “queda bien” con AMLO , la mayoría de Morena en el Congreso se autodestruye. Lo único que les importa es sacar los “caprichos” del Presidente. Se traicionan a sí mismos, nos dice el senador del PRI Manuel Añorve. Por eso, asegura, sacaron en forma tan desaseada la votación de los comisionados de la CRE, cuatro de los cuales acabaron en el cargo por dedazo del Presidente.
¿Por qué desaseo? El artículo 6º de la Ley de los Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética obligaba al Ejecutivo a someter una “nueva” terna al Senado, luego de que las primeras fueron rechazadas por el pleno de ese órgano legislativo. Pero no. Mandó los mismos nombres en ternas diferentes, a sabiendas de que un segundo rechazo de los legisladores lo facultaba a elegir él a los cuatro comisionados.
AMLO celebró la desaprobación del senado a sus ternas y lo utilizó como prueba de que las cosas ya cambiaron. ¿Cuándo le habían rechazado una terna a un presidente?, pregunto. Pero lo que su conducta refleja es un absoluto desprecio por la división de Poderes y la poca disposición que tiene para sumar a la oposición a sus proyectos.
El respetado José Woldenberg, exconsejero presidente del IFE, escribió ayer, en su colaboración de El Universal, que la propuesta del Presidente para la CRE puede y debe ser atajada con los propios recursos que ofrece la Constitución: una controversia ante la SCJN.
El PAN quería llevar el tema de la controversia al pleno de la Cámara Alta, pero al parecer desistió. Temen que la desechen “porque no hay materia”. ¿No la hay?