Sarai Jiménez
Oaxaca de Juárez, 29 de julio. Una vez más, turistas y oaxaqueños disfrutaron de la hermosa leyenda de Donají, la trágica historia de amor y de guerras entre los zapotecas y mixtecas.
El auditorio Guelaguetza lució un lleno total en este espectáculo de danza, música y colores que representaron la vida en estas tierras antes de la llegada de los españoles.
En medio de danzas y flores, se evocó al Rey Cosijoeza, soberano de Zaachila, quien tuvo una hermosa hija a quien llamó Donají, nombre sonoro y dulce que significa “Alma Grande”.
El presidente municipal de la Ciudad de Oaxaca, José Antonio Hernández Fraguas, encabezó este espectáculo acompañado de su esposa, Lorena Córdova, y el secretario de la Defensa Nacional (Sedena) Salvador Cienfuegos Zepeda.
La historia narró como una serie de eventos desafortunados sembraron la discordia entre zapotecas y mixtecas, lo que dio inicio a violentas guerras entre ambos pueblos.
Apoyados en una renovada coreografía y vestuario, los bailarines del Ballet Folklórico de Oaxaca, trasladaron a los asistentes a aquellos tiempos, cuando en medio de una batalla entre mixtecos y zapotecos, un guerrero mixteca fue hecho prisionero por los zapotecas y llevado ante el Rey Cosijoeza.
El cautivo era Nucano, el príncipe mixteca que mientras estuvo prisionero se enamoró de Donají, hija del Rey, quien tampoco pudo evitar amarlo.
Después de negociaciones entre ambos soberanos para alcanzar la paz, los mixtecos, recelosos del Rey zapoteca, exigieron a la princesa como garantía, por lo que tuvo que irse a vivir a Monte Albán, tierra de su príncipe, Nucano.
Por amor a su patria, una noche, Donají, dio aviso a los suyos que los mixtecas dormían plácidamente, por lo que los guerreros zapotecas de Cosijoeza los sorprendieron y asesinaron en una sorpresiva batalla.
Dice la leyenda que al ser descubierta, los mixtecas se vengaron del rey Cosijoeza capturando y decapitando a la dulce doncella cerca del Río Atoyac, donde muchos años después un pastorcillo encontró su cabeza.
Al enamorado monarca solo le quedó enterrar a la dulce princesa de sus tristes amores a quien le juró cuidar a su patria bella, grande y victoriosa.
El espectáculo de danza culminó con luces artificiales que iluminaron la fresca noche de la capital oaxaqueña.