Oaxaca de Juárez, 31 de julio. Del impacto que dejó la incursión militar en el Movimiento Estudiantil —la madrugada del 30 de julio—, la Ciudad de México pasó a otro, cargado de simbolismo: la bandera nacional izada a media asta en la explanada de la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El miércoles 31 de julio de 1968, la capital del país amaneció con la noticia de que el Ejército se había retirado de las vocacionales 2 y 5, en la Plaza de la Ciudadela, tomadas en la víspera, pero también con el hecho de que el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, se sumaba al Movimiento Estudiantil en defensa de la autonomía universitaria.
Mientras algunos detenidos iban siendo liberados, la presencia policiaca en torno a los planteles educativos, sobre todo los del centro de la Ciudad de México, empezó a ser discreta.
De forma aislada hubo enfrentamientos entre estudiantes y granaderos, según la información publicada en Excélsior el 31 de julio de hace 50 años.
Se daba cuenta de que los estudiantes de vocacionales y preparatoria, como la 2 y 5 y la prepa de Coapa habían secuestrado camiones de transporte público, que eran los mismos que usaron para bloquear las calles en torno a La Ciudadela.
En la Plaza de la Ciudadela, los estudiantes estuvieron a un tris de volver a avasallar a los granaderos, tal como había sucedido la noche del 29 de julio.
“Los soldados dispararon ráfagas con una ametralladora, utilizando balas de salva. También hubo disparos de rifle. Ante las detonaciones, los estudiantes huyeron en desbandada, y fueron fácilmente atrapados por los granaderos, que lograron llevarse a setenta y ocho”, se lee en la nota firmada por Víctor Payán, en la edición de El Periódico de la Vida Nacional del 31 de julio de 1968.
En un intento por llegar al Zócalo hubo un nuevo episodio de lucha callejera. Distintos grupos intentaron burlar a la policía antes de llegar al corazón de la capital. Objetivo que no lograron porque las tropas del Ejército los enfrentaron y así los persuadieron.
Más noche (la del 30 de julio), varios grupos marcharon por la calle de Madero, avenida Juárez y entraron a la colonia Guerrero. Ahí secuestraron tres autobuses y un tranvía, pero cuando los granaderos llegaron al sitio, los estudiantes abandonaron los vehículos.
No obstante la tozudez de los estudiantes en las calles, las autoridades fueron dejando en libertad a detenidos de los hechos de la noche anterior, aunque la mayor parte eran menores de edad.“Oficialmente se informó que de los mil 600 que fueron detenidos, un 20 por ciento aproximadamente son verdaderos estudiantes”, dice la nota periodística y agrega: “Los investigadores policiacos indicaron que hay un grupo como de cincuenta detenidos, que tuvieron mucho que ver con los acontecimientos. Son gente de izquierda, alborotadores profesionales y los hay hasta viciosos”.
En Ciudad Universitaria, el rector Javier Barros Sierra, reunido con unos 20 mil universitarios en la explanada de la Rectoría el 30 de julio de 1968 dijo: “Hoy es un día de luto para la Universidad; la autonomía está amenazada gravemente. Quiero expresar que la institución, a través de sus autoridades, maestros y estudiantes manifiesta profunda pena por lo acontecido”.
La nota firmada por Antonio Ortega, que llegó a ser jefe de información de Excélsior, refiere que el discurso de Barros Sierra fue improvisado ante la petición de los estudiantes, que escucharon decir al rector: “La autonomía no es una idea abstracta; es un ejercicio responsable que debe ser respetable y respetado por todos”.
El rector universitario hizo un llamado a la unidad, pidió que fueran rechazadas las provocaciones de fuera o de dentro. Dijo que entre los mismos universitarios hay muchos enmascarados que no respetan, no aman y no aprecian la autonomía universitaria. Pugnó porque las protestas tengan lugar dentro de esa casa de estudios.
En la concentración de referencia, informó Ortega, se escucharon encendidas protestas en contra de la policía, el Ejército, los jefes de esas corporaciones y “la desmedida represión policiaca”.
Masa estudiantil
Narra el periodista de este diario que en pocos minutos en la explanada de Rectoría se formó una gran masa estudiantil. Se lanzaron gritos de “¡Muera Cueto!… ¡Mueran los granaderos!…¡Mueran los funcionarios corrompidos!”
Más información en:https://www.excelsior.com.mx/nacional/31-de-julio-la-unam-esta-de-luto-a-media-asta/1255623