Oaxaca de Juárez, 14 de octubre. Habrás escuchado un millón de veces lo fina que es la línea entre el dolor y el placer. Es muy común pensar que estas dos sensaciones se tocan tanto que incluso el reflejo en nuestras caras es indistinguible. Sin embargo, un equipo de investigadores del Reino Unido y España ha encontrado evidencia que muestra que, a diferencia de la creencia popular, la cara del orgasmo no es igual a la cara del dolor.
Según el artículo, publicado en las Proceedings of the National Academy of Sciences,existe una clara distinción entre las percepciones de dolor y placer. Para descbrirlo, los investigadores crearon un programa de computadora para imitar una amplia variedad de expresiones faciales neutrales al género, que incluían un conjunto básico de 42 movimientos que representan diferentes partes de una cara. Luego le pidieron a 80 adultos (40 hombres y 40 mujeres) que determinaran si las expresiones mostraban “orgasmo”, “dolor” u otra sensación. Usaron los resultados para construir mejores modelos y luego pidieron a otras 104 personas que evaluaran las expresiones faciales simuladas.
Según los autores, la mayoría de los voluntarios estuvieron de acuerdo en cuál era cuál. Encontraron una clara distinción entre las percepciones de dolor y placer: la mayoría de los voluntarios estuvieron de acuerdo en cuál era cuál. Pero había más en el estudio. Los voluntarios también se habían dividido en dos grupos culturales: la mitad de las culturas occidentales y la mitad de las culturas asiáticas. Ambos grupos vieron claras diferencias entre los rostros orgásmicos y los rostros doloridos, pero difirieron notablemente en lo que vieron como el rostro de una persona que experimenta un orgasmo.
Los de las culturas occidentales tendían a elegir expresiones con los ojos abiertos y con la boca abierta. Los voluntarios asiáticos, por otro lado, eligieron caras sonrientes con los labios apretados. Los investigadores sugieren que las diferencias podrían explicarse por creencias culturales fundamentales, como el valor que se atribuye al comportamiento relacionado con los estados de activación alta o baja.
Los investigadores sostienen que su estudio fue más que solo por curiosidad; creen que sus hallazgos podrían ser útiles en estudios que analizan cómo los humanos interactúan desde una perspectiva cultural.
Piensa en la última vez que tuviste un orgasmo. ¿Si tuvieras que ponerle nota, aprobaría raspado o se llevaría matrícula de honor? Ahora, The Journal of Sexual Medicine te ayuda a calificarlo: investigadores españoles han adaptado al español la Orgasm Rating Scale (ORS), un cuestionario compuesto por 25 adjetivos distribuidos en cuatro dimensiones (afectiva, sensorial, intimidad y recompensa) que evalúa la experiencia psicológica del orgasmo.
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.