Oaxaca de Juárez, 14 de mayo. El cantante Frank Sinatra nunca mostró interés por los estudios y aunque amó la música, jamás aprendió a tocar un instrumento ni a leer partituras, pero se convirtió en La Voz y para muchos críticos, en el más grande cantante del siglo XX.
En el marco de la conmemoración del 20 aniversario de su muerte se le recuerda como el artista con voz de bajo-barítono que, gracias a su singular técnica, mostró una gran capacidad interpretativa para transmitir de manera íntegra cada emoción de cada tema.
Durante sus casi 60 años de carrera artística grabó más de mil 400 canciones, vendió 150 millones de discos y participó en más de 50 filmes como actor, por lo que recibió infinidad de reconocimientos y homenajes.
Entre ellos destacan 11 premios Grammy de un total de 34 nominaciones, la Medalla de la Libertad del gobierno estadunidense y el Oscar como Mejor Actor de Reparto por De aquí a la eternidad, cinta de 1953.
Francis Albert Sinatra nació el 12 de diciembre de 1915 en Hoboken, Nueva Jersey, en Estados Unidos. Durante el proceso de parto estuvo a punto de perder la vida debido a que todo se complicó.
Para sacarlo del vientre de su madre, Natalina Maria Vitoria Garaventa, mejor conocida como Dolly, el médico usó fórceps que cortaron su cara, cuello y oreja del lado izquierdo.
Su peso era muy bajo, su piel tenía un tono azulado y no respiraba… pero sucedió el milagro cuando su abuela lo colocó debajo del chorro de agua y se escuchó su primer llanto.
Frank Sinatra nunca permitió que la prensa captara fotografías en el lado izquierdo de su cara, pues a lo largo de su vida dichas cicatrices lo marcaron de manera negativa, tanto en lo psicológico como en lo emocional. A esto se sumaron sus problemas de acné, así como su bajo peso y estatura.
Sin embargo, la personalidad musical que adquirió con el paso del tiempo le dio seguridad, fama, éxitos y seguidores en todo el mundo.
El primer número uno de Sinatra en la revista Billboard lo consiguió en 1940 con su interpretación del tema I’ll never smile again, cuya gran repercusión puede considerarse el punto de partida de la carrera del intérprete como fenómeno social.
Luego de que abrió una presentación a Benny Goodman en el Teatro Paramount de Nueva York, los críticos comenzaron a llamarle La Voz. Otros sobrenombres por los que se le conoce son: Ol’ Blue Eyes (el viejo ojos azules) y The chairman of the board (el presidente de la junta o del consejo, nombre otorgado por el locutor William B. Williams).
Después grabó varias canciones más que fueron también grandes éxitos de ventas. En 1941 participó por primera vez en una película, Las Vegas nights, de Ralph Murphy, actuando junto a la orquesta de Tommy Dorsey.
El 12 de octubre de 1943, durante su actuación en el Paramount, más de 40 mil fanáticas colapsaron las calles colindantes al teatro. Adquirió mucha simpatía con las mujeres, por lo que se le catalogó como mujeriego.
Los clubes de admiradores y los contratos se multiplicaron: le ofrecieron un programa de radio, un contrato cinematográfico con la RKO y la portada de la revista Life.
A finales de ese año, Sinatra había firmado un contrato con Columbia Records y ganaba un millón de dólares al año.
Sus máximas glorias las vivió en la década de los 40, pues en los siguientes años su éxito decayó y durante una presentación en el Copacabana de Nueva York, Frank Sinatra casi perdió la voz luego de que sus cuerdas vocales se reventaron.
De acuerdo con los biógrafos de La Voz, entre sus mejores canciones sobresalen Come fly with me, Only the lonely, No one cares, Come dance with me!, Strangers in the Night, My Way y New York, New York.
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