Alejandro Leyva Aguilar
Oaxaca de Juárez, 21 de marzo. “Malditos aquellos que con sus palabras defienden un ideal y con sus hechos lo traicionan…” reza uno de los apotegmas del gigante de Guelatao que hoy hace 210 años nació en la Sierra Zapoteca de Oaxaca.
Benito Pablo Juárez García, salió de aquella abrupta serranía para, -con su inigualable inteligencia-, beberse las letras, abrevar del conocimiento científico y filosófico y adoptar el liberalismo como una forma de pensar y de vivir.
Juárez, junto con Matías Romero y con el Soldado de la Patria Porfirio Díaz, inventaron este país en aquellos remotos años de 1857. ¡Entonces hubo Independencia!, no aquella disfrazada de “emancipación de los indios” que encabezó un cura que, enloquecido por el poder, se hizo llamar “Su Alteza Serenísima”.
Juárez con su clarividencia, le dio identidad constitucional a un entramado amorfo llamado México y Díaz con sus armas y con su visión de Estado, nos colocó en el concierto mundial como una nación civilizada y progresista. ¿quién dice que los indios no hemos ocupado el poder?
Por eso me da risa leer que un minúsculo sacerdote llamado Raúl Vera López, Obispo de Saltillo, llegara hasta la emblemática Guelatao para lanzar desde ahí su proclama para convocar a una “Constituyente Ciudadana”, para crear un Nuevo Pacto Constitucional.
Este nuevo pacto, dice, debe realizarse entre el gobierno y los gobernados y sus orígenes deben ser “desde abajo, con las grandes mayorías relegadas por el poder, mujeres, indígenas, personas en condiciones de pobreza y todos los sujetos sociales que deben participar preocupados por lo que pasa en el país”.
Raúl Vera López arremangándose los hábitos, plantea la necesidad de iniciar en México una “revolución pacífica”, para alcanzar el sueño de que la autoridad provenga “desde el pueblo y desde las comunidades”.
Dice Vera López: “es importantísimo que lleguemos a tener una constitución que refleje la realidad de lo que somos como nación, con todos los derechos y obligaciones, que de ahí compartimos todos, ya que no queremos ser una nación en la que sólo unos cuántos decidan”.
Raúl Vera se presenta como “integrante de la Comisión Facilitadora de la Constituyente”, una comisión que quién sabe quién la nombró y con qué fines.
Benito Pablo Juárez García, en 1857 proclamó las Leyes de Reforma y le dio a México su primera Constitución que organizó al país en una República Soberana. La base de esas leyes era justamente la abolición del Estado-Iglesia que prevalecía en México desde la Conquista, así que le quitó el poder a la Iglesia Católica, les confiscó sus bienes, les prohibió entrometerse en asuntos políticos y organizó nuestra República para sentar las bases de lo que hoy es nuestro país.
Imagino que en el cielo o en el infierno o donde esté Benito Pablo Juárez García, ha de haber sentido un vahído con vómitos sanguinolentos sólo de pensar que un cura de la Iglesia Católica, llegó hasta la iconográfica Guelatao para convocar a una “Constituyente Ciudadana”.
¿Acaso no somos los hijos de la Nación que él nos heredo?, ¿acaso no votamos, no elegimos a nuestras autoridades al través del voto directo y secreto?, ¿acaso no decide el pueblo en las urnas?, ¿acaso los indígenas no votan?, ¿acaso no votan libremente?
Si el Constituyente de 1857 tenía y mantenía errores, estos han sido corregidos a lo largo de los años. El Constituyente de Querétaro en 1917 es una muestra y las progresivas reformas que se han hecho a nuestra Carta Magna nos han traído hasta este status de nación.
El problema de México no es su Constitución, el problema es que no se respeta.
Claro que no necesitamos una nueva constitución en la que los indígenas tengan la posibilidad de ser gobernantes ¿acaso no lo hacen en sus pueblos con sus propias reglas?, ¿acaso en nuestra Constitución no están garantizados los derechos de los Pueblos Indígenas?
No cabe duda que Porfirio Díaz tenía razón cuando decía “México no está preparado para la democracia”… en una libre como en la que vivimos, donde no hay un papá como Don Porfirio que haga respetar las leyes, cualquier estúpido abre la boca y pide “una Nueva Constituyente”.