Fernanda Cardoso.
Oaxaca de Juárez, Oaxaca. 8 de febrero. En las últimas semanas, los atentados perpetrados por el Estado Islámico (EI) han vuelto a asombrar al mundo por el salvajismo que los caracteriza. Su recurrente forma de dar a conocer sus ataques (o castigos) es muestra de varias cosas; en primer lugar, de lo poco preparado que está occidente para hacer frente a una amenaza como el EI. Últimamente, los operativos anti- terrorismo de Francia, Reino Unido y Estados Unidos han desencadenado una cacería de brujas, más que prevenido ataques.
Así pues, el EI busca con todas sus fuerzas llamar la atención de occidente. Contrario a otros grupos criminales o extremistas, el EI busca que occidente sepa que están ahí y de lo capaces que son. Hoy podemos afirmar que el Estado Islámico no es el Islam y que muchos países con una gran mayoría musulmana están en contra del Califato que el EI propone. Para muestra, basta con ver cómo Jordania ha canalizado la amenaza que representa este grupo a su estabilidad.
Si bien, ningún Estado debería prestarse a negociar con grupos terroristas, Jordania cometió ese gran error, empoderando así la figura del EI dentro de su país, pues el hacerlo se traduce en un reconocimiento automático a su insurgencia. Así pues, el castigo que sufre el piloto Moaz al Kasasbeh es particularmente cruel a los ojos de los musulmanes, que por precepto del Corán tienen prohibido pelear entre hermanos.
Es pues, la lucha contra el Estado Islámico más que religiosa, política. Por ende todos los prejuicios anti-islámicos que tiene occidente han jugado en su contra al momento de enfrentarse con este grupo. Mientras Europa en particular, se empeñe en opacar y desprestigiar la imagen del Islam tomando como ejemplo EI, le están dando todas las armas para que este grupo siga perpetrando ataques dentro de países que no saben exactamente qué esperar de quién.
Así pues la fórmula, de musulmán = árabe = terrorista, ha sido el caldo de cultivo perfecto para que grupos extremistas como el EI siembren miedo dentro de miles de poblaciones que es claro, carecen de los conocimientos necesarios para enfrentar el problema. Obviamente no es una cuestión militar, de serlo, el EI no tendría la necesidad de subir sus videos a la red para tener ventaja sobre determinado sistema de inteligencia. Estados Unidos, junto con sus aliados, son militarmente superiores al EI; sin embargo, están enfrentándose a un problema que no conocen porque desde el principio no quisieron mitigar sus prejuicios. Hoy en día los miembros del EI no son necesariamente árabes, pueden ser ciudadanos franceses o británicos, de origen latino o sajón.
La fórmula bajo la que occidente fincó su política anti-terrorista ha dado sorpresas y ha hecho que se ponga en tela de juicio la capacidad que tienen países como Francia de mitigar o prevenir un ataque terrorista. Es así como la respuesta es simple, occidente está jugando el papel que EI le impone; mientras que las agencias de inteligencia y sistemas de seguridad sólo han pensado en estrategias que lejos de prevenir un ataque terrorista de cualquier grupo, hacen más onerosa y desgastante la cacería de brujas.