Eje Central
Oaxaca de Juárez, 28 de agosto. El aumento de calor y la prolongación de lluvias, así como la movilización de la población pueden favorecer la diseminación del chikunguya en las grandes urbes, como la ciudad de México.
Blanca Ruiz Ordaz, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, señaló que a las condiciones climáticas, provocadas por el cambio climático, se debe añadir la adaptación de los mosquitos transmisores.
Hasta ahora, la altura límite aproximada para que los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus sobrevivan es de mil metros sobre el nivel del mar; no obstante, se han encontrado en lugares donde la altitud está por encima de los cinco mil 500.
Hasta ahora, la Secretaría de Salud del Distrito Federal ha reportado 160 casos atendidos de chikungunya, todos importados de otras entidades donde ya está el virus.
Sin embargo, es cuestión de tiempo para que se conjunten factores climáticos, epidemiológicos y de movilidad de población para que nos alcance, alertó la investigadora.
El ácido siálico forma parte importante del complejo del receptor que, se desconocía, se expresará en los tejidos del mosco, “siendo un evento clave en el reconocimiento del virus”, explicó.
Los odiosos Aedes
Aedes aegypti y albopictus son mosquitos altamente eficientes, pues diversos agentes patógenos son susceptibles de replicarse en ellos, como la chikungunya, el dengue, zika, el virus de la fiebre amarilla, entre otros 20.
Los investigadores descubrieron que los mosquitos pueden picar de 80 a 100 veces en cada alimentación, viven en la naturaleza de tres a cuatro semanas y una vez infectados transmiten el patógeno por el resto de su vida; de ahí, la importancia de evitar su picadura.
Los síntomas en las personas infectadas son fiebre mayor a 39 grados; dolor óseo, muscular y articular intenso; cefalea; malestar general y exantema (erupciones en la piel), acompañados de conjuntivitis, entre otros síntomas.