Oaxaca de Juárez, 10 de julio. Sin tener que consultar las fuentes primarias, oficiales y verdaderas; casi todos los oaxaqueños sabemos, y así lo hemos aceptado, sin pensar, que la ciudad de Oaxaca ya existía antes de la invasión de los españoles y qué, según nos cuentan que a su llegada, la poblaron y la despoblaron cuatro veces; hasta conocemos los cuatro nombres y lo que significan en náhuatl, zapoteco y mixteco.
Huaxyacac de los aztecas es Lula’a en zapoteco, Ñundua en mixteco. Fue fundada en 1486 por Ahuitzotl y desapareció 42 años después, al ser invadida por los españoles que la poblaron y despoblaron cuatro veces. La última fue en 1528.
Antequera, Tepeaca o Segura de la Frontera, fue una ciudad española creada en Huaxyacac (1532), mediante una Cédula falsa. Desapareció, para bien de los oaxaqueños bien nacidos, a partir de la consumación de la Independencia de México.
Una metrópoli; lo sabemos; tiene palacios, templos, plazas, mercados, cuarteles, casas, jardines y, calles, por supuesto. Estas calles, en la ciudad que ya existía, tenían dos ejes principales: uno de oriente a poniente y otro de norte a sur. Sus nombres: México, Tehuantepeque, Tuotlin y otras cuatro calles que se mencionan como colindancias en las actas de cabildo, que tenían un ancho de dos lanzas.
Estos datos están asentados en las Actas de Cabildo del, 24 de julio de 1529, redactadas por el español Francisco de Herrera, Escribano Real.
Toutlin es una deformación de Tlatoani, general en jefe del ejercito mexicano; máxima autoridad de los mexicas y hacía alusión al lugar en el vivía el Tlatoani, es decir, a la plaza de Santa Catarina, actual mercado Benito Juárez; hacia el oriente existía un Cu (Teocali) y sobre este construyó Hernán Cortés su casa en la 2ª. de Flores Magón, entre Aldama y Las Casas, frente a la puerta oriente del mercado Benito Juárez; dónde estuvo el Portal de la Alhóndiga y ahora está la Casa del Mezcal.
Tehuantepeque atravesaba la ciudad de oriente a poniente y era el camino a Tehuantepec. Era la actual Calzada Madero e Independencia. No comprendía por qué, si la calle se llamaba Tehuantepec, cada cuadra tenía un nombre según alguna característica de esa cuadra. La razón es sencilla, Tehuantepec ya existía y los otros nombres se los pusieron posteriormente partiendo de la frontera entre Oaxaca y Antequera; lo que conocemos como La Rayita.
México era la actual calle de Hidalgo. Las otras cuatro calles no identificadas, están registradas como referencias de linderos, en las actas de Cabildo del 24 de julio de 1529.
Hasta aquí está claro que la traza de la ciudad de Oaxaca ya existía antes de la invasión de los españoles.
Cuando despojan al Marqués del Valle de sus terrenos para ponerle Antequera a lo que ya existía, y que el Rey había otorgado a Hernán Cortés como reconocimiento a los servicios que había prestado a la corona de España
Primero, según la orden, se debía ubicar la iglesia, el hospital, las casas de cabildo y a continuación repartir los lotes de terreno; empezando con los que habían participado en la toma de la Gran Tenochtitlán, luego a sus familiares y amigos y por último a todo aquel que quisiera.
Estos terrenos los alinean tomando como referencia las calles que ya existían y así se crea la parrilla, retícula, ramero o traza de la villa de Antequera.
En este tiempo, siglo XVI, se entendía como traza o trazo, la distribución de solares; la lotificación por medio de la cual se asignaban las parcelas según la jerarquía de los pobladores. Entonces, el trazo no implicaría la acción de definir la forma y dimensión de las manzanas o el ancho de las calles.
Según Herrera, citado arriba, primero se hizo el trazo y después la repartición de lotes a los vecinos.
El viernes, 24 de julio de 1529, en un acto de nepotismo y de cohecho, se mandaron repartir solares a los hermanos, parientes, allegados del Presidente y de los Oidores de la Real Audiencia (Nuño de Guzmán, Matienzo y Delgadillo); conquistadores y demás personas que quisiesen ser vecinos de Antequera, dando cumplimiento a una supuesta cédula real (apócrifa) que acababa de recibir el Alcalde Mayor, fechada el 14 de septiembre de 1526, del emperador Carlos V, refrendada por su secretario Francisco de los Cobos y rubricada por el presidente del Consejo de Indias, obispo de Osma, por los Obispos de Ciudad Rodrigo y de Canarias y por el Lic. Beltrán.
Firman el acta de la sesión de Cabildo en dónde se acuerda dar, y dieron, los solares mencionados: Juan Peláez de Berrio, Alcalde Mayor; Bartolomé de Zárate, Alcalde Ordinario; Alonso de Tavera; Francisco de Zamora y Gonzalo de Robles, regidores de dicha Villa. Da fe, Francisco de Herrera, escribano público y de su majestad.
Con está cédula falsa se erigió, con autoridad real, supuestamente, la villa de Antequera y su primer Alcalde Mayor, impuesto por la Audiencia, fue Juan Peláez de Berrio, que, según Hernán Cortés, trujo “cédula en blanco para nombrar regidores, y vendía los cargos tan públicamente, que dispone de los regimientos como si fuese una mercaduría”.
También hay que tener presente que una cosa era la villa de Antequera y otra la ciudad de Antequera; son tiempos diferentes; los lotes se repartieron para la villa de Antequera en 1529
Siendo Alcalde Mayor Juan Peláez de Berrio fue sometido a un juicio de residencia por nepotismo, cohecho y porque hacía muchos agravios a los vecinos. Se vendieron todos sus bienes para reintegrar lo que había tomado, hasta dónde alcanzó, y por el faltante fue sentenciado a prisión. Murió en la cárcel cumpliendo la sentencia de la Real Audiencia.
Nuño de Guzmán, igualmente, fue sentenciado y murió encarcelado en Madrid, España, en el castillo de Torrejón de Velasco en 1544. Vicente Riva Palacio (1832 – 1896) lo describe como: el aborrecible gobernador del Pánuco y quizás el hombre más perverso de cuantos habían pisado la Nueva España, (México a Través de los Siglos, vol. II. Barcelona: Espasa, 1991). En tanto que Fray Bartolomé de las Casas lo calificó de gran tirano.
Además, los bienes de Matienzo y Diego Delgadillo1 (hermano de Juan Peláez de Berrio) se vendieron para reintegrar lo que habían tomado y por el faltante fueron a la cárcel; después regresaron a Castilla, en donde murieron dos años más tarde, con muy mala fama.
Alonso García El Bravo, no aparece en las actas de cabildo porque ni siquiera estaba en la villa de Antequera; este mito lo crea, Manuel Toussaint y fue dado a conocer por Iturribarría en 1955 y promovido por los descendientes de Alonso García.
*Miembro Titular del Seminario de Cultura Mexica.
D.R. por Gerardo Felipe Castellanos Bolaños
Desde Santa María Oaxaca
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