Oaxaca de Juárez, 24 de septiembre
MILENIO LA HISTORIA EN BREVE CIRO GÓMEZ LEYVAQuería que vinieras para que me vieras a los ojos, para que veas que te estoy diciendo la verdad, para que sepas que estoy desesperado, me dijo el domingo 24 de agosto en los locutorios de la cárcel de Bastrop, Texas, Francisco Pancho Colorado.
La entrevista con este veracruzano cincuentón condenado a 20 años de prisión por conspirar para lavar dinero para Los Zetas en Estados Unidos, a través de la compra de caballos de raza, se publicó en milenio.com el 3 de septiembre. Pancho afirmó ahí que la sentencia fue producto de un juicio miserable, racista, plagado de corrupción, irregularidades, sustentado en testigos protegidos y mentiras.
Este lunes, sus abogados me dijeron que Pancho quería hacer unas precisiones y ayer él llamó directamente a nuestro programa de Radio Fórmula. Además de expresar que si está preso desde 2012 es por bravo, no por pendejo, puntualizó que no conocía a José Treviño, hermano de Miguel Ángel Treviño, el Z40; que no le entregó dinero al hoy gobernador de Veracruz, Javier Duarte, en la campaña de 2010, y que sí, en cambio, rechazó a un enviado del candidato del PAN, Miguel Ángel Yunes, que fue a pedirle apoyo económico.
Yunes tuiteó, me escribió por correo y, más tarde, me llamó para decirme que es una gran mentira lo que dice Colorado. Y que lleva una década denunciando cómo Colorado financió al ex gobernador Fidel Herrera y los nexos que tiene con Duarte. “Es muy delicado que un tipo de esa peligrosidad se expresé así en los medios”, me dijo al despedirse.
Hoy escucharé a Yunes. Solo le diré que dar voz no significa aprobar ni apoyar.
EXCÉLSIOR RAZONES JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZHace muchos años, cuando comencé a investigar y publicar seriamente temas relacionados con el narcotráfico, le pregunté a un muy alto funcionario de seguridad que era, además, un hombre respetable y honesto, qué reglas no debía romper para tratar de preservar la seguridad, siempre tan volátil al investigar ese tipo de asuntos. Me dijo que tres eran básicas: primero no escribir de las familias (novias, esposas, amantes, hijos) salvo en los casos en que evidentemente éstos estaban involucrados en los negocios de esos personajes. Segundo, tener siempre fuentes que confirmaran lo que se publicaba: suena muy bien decir que es información exclusiva que no proviene de fuente alguna (siempre hay alguna fuente en realidad), pero cuando hablamos de narcotráfico alguien tiene que hacerse responsable de lo que se afirma, particularmente cuando se trata de adjudicar un delito, sea a un inocente o a un traficante. Tercero, me dijo aquel alto funcionario de seguridad, nunca aceptes, nunca publiques información de la que no sepas el origen: en la mayoría de los casos es información que proviene de un grupo para golpear a sus rivales, en el momento en que la publiques, aunque sea información verídica o verosímil y si no está confirmada por una fuente identificable, uno de los grupos te asumirá como un aliado implícito y el otro como un adversario potencial. En las dos opciones estará en peligro tu seguridad.
Un cuarto punto surgió unos años después. Un célebre delincuente detenido desde tiempo atrás en el penal de Almoloya, me escribió una carta. Decía que había leído alguno de mis libros y me ofrecía escribir su biografía a partir de una serie de entrevistas que se podrían realizar en el mismo penal de alta seguridad. Consulté el tema nuevamente con el mismo amigo y me recomendó desechar la oferta: era atractiva editorialmente pero era también una forma de involucrarse con ese grupo criminal, aunque fuera indirectamente y atenerse a las opiniones de ese delincuente, de sus aliados que todavía estaban en libertad o de sus enemigos. Una vez más tenía razón. Desde entonces he tenido como norma no entrevistar, no establecer relación consciente, nunca, con ese tipo de personajes.
Todos sabemos que a lo largo de estos años, la historia que le cuento es de mediados de los 90, las reglas han cambiado. Si antes los narcotraficantes al estilo Juan José el Azul Esparragoza o el propioAmado Carrillo Fuentes trataban de preservar la seguridad de la parte de su familia que no estaba en el negocio y muy rara vez involucrar a hijos o esposas en ellos, hoy ese negocio se ha vuelto cada día más indiscriminado e inclemente, y las venganzas se ceban, también, en todos: madres, hijos, novias, esposas. Si en el pasado era norma no ofrecer información sin fuente conocida, hoy proliferan reportajes, textos, libros, con historias, algunas, muy bien construidas, pero con otras francamente inverosímiles (¿cómo describir el diálogo a solas, según esto textual, entrecomillado, entre dos narcotraficantes si se dice explícitamente que no hay testigos del mismo?) y todo parece igual, nada se debe comprobar. Es obvio que en muchas ocasiones se trata de expedientes construidos con algún interés particular. Hoy son, o eran, en ocasiones las autoridades las que buscan que se entreviste a determinados delincuentes, o éstos proponen, con o sin coerción, esos encuentros con comunicadores. Por mi parte, he mantenido aquellas viejas reglas durante años y sigo pensando que son acertadas, correctas y que establecen una suerte de código ético sobre cómo tratar el tema. No vamos a decir que nunca se han generado amenazas, pero sí que, respetándolas, se puede mantener un cierto control sobre la situación.
Todo esto viene a cuento por los dos periodistas que aparecieron en un video con Servando Gómez La Tuta. No voy a juzgar a dos colegas que no conozco y soy consciente de que cubrir la información de seguridad en Michoacán fue y es complejo para los medios locales. Pero también es obvio cómo se comienzan a complicar las cosas cuando se borran los límites o las reglas se olvidan. En Michoacán, más allá de la violencia y la coerción, hubo un involucramiento casi generalizado con los grupos criminales, por buenas o malas razones. Por eso hemos visto al hijo de un gobernador, a un exgobernador, a presidentes municipales, a políticos y empresarios y ahora a periodistas filmados con La Tuta y todos esos encuentros se dan en un marco de cordialidad con el jefe de Los Templarios y en la mayoría de los casos de franca colaboración con éste. Puede haber habido amenazas pero, como ocurriría en Colombia en los tiempos de Pablo Escobar, lo que importaba era la conveniencia, el dinero, el acercamiento al poder que representaban esos grupos. Y en la vida, como en los medios, han que imponerse reglas y tratar de respetarlas si no se quiere ser arrollado por las circunstancias.
LA JORNADA ASTILLERO JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZDedicado a promoverse como una versión tapatía de Enrique Peña Nieto, al menos en cuanto a peinado y gestualidad, el priísta que puso fin a la larga sucesión de panistas en el gobierno jalisciense (Alberto Cárdenas Jiménez, Francisco Ramírez Acuña y Emilio González Márquez) ha ido quitándose de encima trabas y candados. Uno de ellos, el senador Arturo Zamora, que había sido enviado desde el centro del país como secretario general de Gobierno para ‘‘ayudar’’ al inexperto y previsiblemente equívoco Aristóteles. A finales de mayo de este año, Zamora (quien fue candidato a gobernador en 2006 y a última hora fue desactivado mediante el amago de acciones judiciales por presuntos vínculos con el crimen organizado) renunció a esa secretaría de Gobierno (para reintegrarse al Senado) en una conferencia de prensa a la que concurrió solo, con Sandoval deseándole buena suerte horas después mediante Twitter.
Otra de las preocupaciones centrales de Aristóteles se llama Enrique Alfaro, el sorprendente candidato por el Movimiento Ciudadano al que apenas pudo ganarle en 2012, sobre todo por el manipulable voto emitido en zonas rurales y por el apoyo divisorio del PRD, dominado por Raúl Padilla (el jefe político de la Universidad de Guadalajara). Ahora Alfaro está en abierta campaña para ser presidente municipal de la capital del estado, como plataforma para volver a buscar la gubernatura en 2018. En la mira de este grupo también está Zapopan, el importante municipio conurbado con Guadalajara y, desde luego, Tlajomulco, donde ya fue alcalde el propio Alfaro y donde sigue gobernando el MC alfarista.
Pero hay otro fantasma al que el desbordado Aristóteles Sandoval tampoco ha podido conjurar. El del crimen organizado, que históricamente ha tenido momentos cumbres en tiempos de Rafael Caro Quintero y que ahora vive un repunte inocultable con el bando que se ha constituido en el más poderoso del país, en especial luego del encarcelamiento del emblemático jefe del polo sinaloense, Joaquín Guzmán, El Chapo, y de la batida federal contra Los caballeros templarios, que eran fragorosos adversarios del sexenalmente prósperocártel Jalisco Nueva Generación(JNG).
El asesinato de un diputado federal priísta y su ayudante, luego de ser secuestrados, reaviva los indicios de que Jalisco está en el centro de una violenta recomposición del esquema nacional del crimen organizado. A la hora de redactar esta columna no había información oficial sobre los presuntos móviles del doble crimen, pero en la región donde había hecho carrera política Gabriel Gómez Michel hay fuerte presencia del narcotráfico y sus formas delictivas conexas. El ahora difunto fue presidente municipal de El Grullo y era diputado federal de mayoría por el distrito de Autlán (donde nacieron el fundador, ideólogo y candidato presidencial del PAN, Efraín González Luna, y el guitarrista Carlos Santana), uno de cuyos municipios es Cuautitlán de García Barragán, cuna del general Marcelino (ex secretario de la Defensa Nacional), y otro de esos municipios incluidos en la demarcación es el de Ayutla, donde el presidente municipal panista Manuel Gómez Torres fue asesinado en agosto recién pasado en un episodio de conjura de mandos policiacos en su contra y por presuntas órdenes delcártel gobernante, el Jalisco Nueva Generación (http://bit.ly/1zOViGk )./
Otro crimen significativo sucedió una semana después de que Aristóteles Sandoval había tomado posesión de la gubernatura, con su flamante secretario de Turismo, José de Jesús Gallegos Álvarez, quien había sido nombrado en el cargo a pesar de expedientes oscuros que incluso lo habían obligado a vivir en Houston para mantenerse a salvo. Según Jonathan García García, alias John Perro, procesado como partícipe en el asesinato del secretario, éste fue ultimado por órdenes del jefe máximo del cártel JNG debido a que ‘‘lavaba dinero’’ para Los caballeros templarios y el grupo delictivo jalisciense no le permitiría abrir camino a este bando en la plaza tapatía (http://bit.ly/1veamu2 ). ¡Ay, Jalisco!
El gobernador de San Luis Potosí, Fernando Toranzo Fernández, no aspira a ningún cargo público. En realidad, sólo sueña con que se termine la pesadilla que para él significó amanecer un mal día con la novedad de que ciertas camarillas empresariales, mediáticas y políticas lo habían colocado en una silla de mando. Su pesadilla personal ha sido una pesadilla colectiva, pues la entidad ha padecido su mal humor permanente, su incapacidad para conseguir recursos e impulsar proyectos importantes y los pleitos palaciegos entre pandillas de ínfima calidad para suplir la desvalida figura de quien presuntamente gobierna.
Uno de los supuestos logros resonantes del citado Toranzo fue conseguir que la BMW decidiera instalar una de sus plantas en SLP. Pero ahora ha solicitado al Congreso estatal que le autorice un endeudamiento por 750 millones de pesos para un fin que aún no ha sido públicamente especificado de manera oficial, aunque ya se sabe por vía de diputados locales que esa suma será destinada a cumplir con ‘‘compromisos’’ de infraestructura y otros ‘‘incentivos’’ para la empresa automotriz alemana. El deplorable Congreso potosino está más que dispuesto a aprobar esa transferencia de recursos públicos a fines privados. El anterior mandatario, el panista Marcelo de los Santos Fraga, antes de dejar el poder consiguió que le aprobaran un préstamo por mil 500 millones de pesos, de cuyo destino aún no se sabe nada.
Y, mientras Padrés sigue provocando a los yaquis, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero