Oaxaca de Juárez, 27 de octubre
MILENIO CARLOS MARÍN EL ASALTO A LA RAZÓN1. Alejandro Solalinde retó a las autoridades a demostrarle que miente al afirmar que los 43 normalistas desaparecidos fueron “quemados vivos”.
Ayer, al impedirle que oficiara misa y antes de ser echado de Ayotzinapa, un papá le reclamó al cura: “Si sabe dónde está la fosa en la que está mi hijo, lléveme…”.
2. Quienes hablan por las víctimas no confían en la PGR porque, afirman, “criminalizó” a los desaparecidos.
Lo cierto es que, en su relato de hechos, el procurador Jesús Murillo informó que un delincuente apodado El Gil, a través de un mensaje de texto telefónico, dijo al capo de Guerreros Unidos (Sidronio Ca-sarrubias, apresado hace diez días) que los jóvenes eran de Los Rojos.
Por cierto: ¿acaso no se criminalizan a sí mismos quienes vandalizan?
3. Andrés Manuel López Obrador se desmarcó ayer del ex alcalde José Luis Abarca y del ex gobernador Ángel Aguirre.
Pero ni pío dijo del ex secretario estatal de Salud y padrino de la postulación “ciudadana” de los prestasiglas MC, PT y PRD, Lázaro Mazón, a quien ungió como gallo de Morena para la gubernatura de Guerrero.
cmarin@milenio.com
CIRO GÓMEZ LEYVA LA HISTORIA EN BREVEAyer se cumplió también un mes de primeras planas y tiempos estelares de radio y televisión en torno de la tragedia de Iguala-Ayotzinapa. El hecho es una derrota en sí para la estrategia del gobierno del presidente Peña Nieto, que se empeñó desde el día uno en eliminar el tema de la violencia como asunto de interés general.
Iguala-Ayotzinapa es, sin duda, una historia extraordinaria que sigue produciendo historias sorprendentes y descomunales. Es comprensible su fuerza periodística. Pero que un país de 120 millones de personas aparezca congelado por un asunto de violencia regional, no deja de sorprender. Eso no ocurrió, por ejemplo, cuando el hallazgo de los 72 cadáveres en San Fernando, Tamaulipas, en 2010. O cuando la muerte de las 52 personas en el casino Royale de Monterrey, en 2011.
No entro en consideraciones políticas, sociológicas, psicológicas sobre las diferencias de estos 43 desaparecidos con aquellos 72 y 52. Solo pregunto: ¿en dónde está el resto del país; en dónde, ese otro México?
Está extraviado, congelado. Creo que, en gran parte, por la creciente incapacidad para debatir el tema de la violencia y el crimen. Todo sigue siendo una politizada repartición de culpas. Y bien dijo ayer enLaberinto el historiador francés Patrick Boucheron: “Nos odiamos cuando no sabemos discutir”.
Ojalá la tragedia guerrerense sirva al menos para encauzar un discurso de unidad en la lucha contra los criminales, cuya victoria (Enrique Krauze dixit) no llegará antes de una generación.
Entre otras cosas, porque ya vimos que es una historia que no se puede ocultar por decreto.
EXCÉLSIOR JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ RAZONESLa caída anunciada, a pesar de la enorme resistencia impuesta por el ahora gobernador con licencia, Ángel Heladio Aguirre, no puede ser un fin en sí mismo en el proceso que está siguiendo el estado de Guerrero. Se deben desmantelar las grandes estructuras de protección de los grupos criminales en el estado, pero también, en ese camino, los grupos caciquiles que giran en torno a esas estructuras de protección.
Ya hace 19 años, luego de la matanza de Aguas Blancas, que fue la que llevó al poder a Ángel Aguirre por primera vez, hubo cambio de gobernador, pero todo lo demás quedó igual y ahora, dos décadas después, el estado sigue pagando las consecuencias. ¿Qué mayor demostración de inmovilidad podría haber que dentro de apenas seis meses se termine disputando la alcaldía de Acapulco entre el hijo deAguirre y el hijo de Rubén Figueroa? Quizás los hijos no tengan responsabilidad de tener esos padres, pero el mensaje sería brutalmente negativo. ¿No hemos aprendido nada en esta historia? Esa dinámica caciquil es la que se debe romper.
El nuevo gobernador es Rogelio Ortega, exsecretario general de la Universidad de Guerrero. Se trata de uno de los más cercanos operadores de Armando Chavarría, aquel dirigente perredista, líder del Congreso local, que fue asesinado en las puertas de su casa cuando todo estaba dispuesto para que fuera candidato a gobernador por el PRD, en un crimen que nunca fue plenamente aclarado y que propició precisamente la llegada de Aguirre a la gubernatura por el sol azteca al no poder construir ese partido una opción de recambio a Chavarría. Parece una buena solución, entre otras cosas para que el perredismo local pruebe el gobierno luego de dos administraciones estatales encabezadas por personajes que nunca fueron parte real de ese partido.
Pero la de Ortega, como cualquier otra en este momento, es una salida de transición. Lo importante es cómo se operará, en el ámbito local, pero sobre todo en el federal, incluyendo gobierno y partidos, para limpiar en lo posible el terreno estatal previo a las elecciones, porque si no, en junio se repetirá el escenario actual, independientemente de quién gane las elecciones.
Y el verdadero desafío en este periodo es lograr que se aplique la ley. Por supuesto que un punto clave en todo esto es que se esclarezca el destino de los 43 normalistas de Ayotzinapa, pero de la mano con ello debe comenzarse a aplicar la ley de forma mucho más estricta a todos los actores: se debe desmantelar la estructura de protección de los criminales, en el terreno político y policial, pero también acabar con los desmanes de la CETEG y los normalistas; se debe continuar con las investigaciones sobre lo ocurrido en Iguala y, como parte de eso, desmantelar las organizaciones criminales, unas diez, que hegemonizan la violencia y el crimen, pero también se debe frenar a los grupos armados que pululan en la entidad y que son una verdadera amenaza a la seguridad nacional. Ningún estado de la República debe afrontar desafíos tan duros como Guerrero, ninguno, ni siquiera Michoacán, en su peor momento, tuvo que enfrentar retos tan diversos en un clima de descomposición tal, acrecentado por una desigualdad tan profunda que rebasa a casi la de cualquier otro estado de la República, instalada, además, en un clima donde la violencia y la inseguridad son cotidianas.
Se fue Aguirre y ello era una exigencia que se retrasó casi un mes con costos altísimos para el estado. Pero las investigaciones deben continuar y hay dos puntos clave en ese sentido. Primero, como lo anunció Jesús Murillo Karam, esperar que el grupo de forenses argentinos concluya sus estudios sobre los 38 cuerpos encontrados en las diez fosas halladas hasta ahora (30 serían de las primeras cuatro). Es un tema clave porque existe la desconfianza de que las muestras para cotejar el ADN de los familiares de los desaparecidos con el de los cuerpos hallados fueron recogidas por policías estatales y municipales y las autoridades federales no tienen confianza de que hayan sido recolectadas correctamente (voluntaria o involuntariamente). Si fueran los estudiantes, estaríamos ante un grave delito de parte de las autoridades. Si se confirma que esos cuerpos no son de los estudiantes, ¿de quiénes son? Lo segundo es saber cómo pudo ser que el expresidente municipal José Luis Abarca, su esposa y su jefe de policía pudieron seguir despachando en Iguala durante casi cuatro días y luego huir sin que nadie los molestara. ¿Fueron actos de omisión o de complicidad?
La ruta que deberá seguir Guerrero es tan dura y difícil como antes de la salida de Aguirre, pero por lo menos ahora la deberá recorrer sin un elemento tan contaminante, con un peso tan abrumador, sobre sus espaldas.
LA JORNADA JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ ASTILLEROEl más reciente despropósito del peñismo, al pretender enderezar sus baterías políticas y mediáticas contra el tabasqueño, pretende aprovecharse de dos circunstancias propias de los avatares electorales pero de ninguna manera constitutivas de indicios criminales: la toma de fotografías de AMLO con personajes ahora políticamente tóxicos y procesables en términos penales, José Luis Abarca y Ángel Aguirre Rivero (quienes eran candidato a la presidencia municipal de Iguala y gobernador en funciones, respectivamente), y la testarudez del mismo creador de Morena en aceptar que cambiaron las condiciones que le habían permitido instalar a Lázaro Mazón como precandidato único de ese partido a la gubernatura de Guerrero, que era necesario rectificar a la velocidad de los acontecimientos esa designación (políticamente muerta desde hace un mes) y que debía evitar que la innegable relación de fuerte entendimiento político entre Mazón y Abarca alcanzara a Morena y permitiera el armado de un ataque absolutamente previsible como el que ayer soltó César Camacho Quiroz, quien no puede mover ninguna pieza política de ese calibre sin ser autorizado por la matriz que está en Los Pinos (Manlio Fabio Beltrones se sumó de inmediato a la cargada declarativa).
Respecto de las fotografías, es evidente que todos los personajes en campaña electoral se toman gráficas con personajes de la más disímbola catadura (el mismo EPN puede ser visto en imágenes junto a Abarca o a Aguirre, e incluso con empresarios y personajes priístas de fama pública muy negativa). Pero a AMLO se le reprocha no haber actuado para frenar la candidatura de Abarca en Iguala a pesar de que otro aspirante a la presidencia municipal, Óscar Díaz Bello, habría alertado al dirigente de Morena del peligro que significaría Abarca.
Camacho Quiroz amaga con darle viabilidad de expediente judicial a esa circunstancia ya conocida, incluso advertida desde el pasado 17 del presente en esta columna astilladorahttp://bit.ly/1riuozW , pero potenciada ayer por el diario Reforma, que le dio su cabeza principal con el títuloPidieron a AMLO no apoyar a Abarca
y el balazo
sentenciadorSabía López Obrador de sus nexos con el crimen
. La nota retoma los hechos sucedidos en mayo de 2012, cuando el candidato presidencial del PRD visitó en acto de campaña la ciudad de Iguala y se encontró en un mitin a los bandos en pugna de Abarca, a quien se daba por ganador de una encuesta para postular candidato a presidente municipal, y de Díaz Bello, inconforme con el manejo de esas encuestas y sus resultados.
En aquellos momentos de pasión desbordada no se hablaba del involucramiento de Abarca con el crimen organizado, sino solamente de irregularidades en la encuesta localmente realizada y de fuerte inconformidad con los resultados que favorecían al empresario abiertamente impulsado y protegido por Lázaro Mazón ante AMLO (dos notas de ejemplo, http://bit.ly/12LyN9V yhttp://bit.ly/1nI00Um). Las pancartas de aquella ocasión también se circunscribían a lo electoral y a Mazón.
Ahora, dos años y medio después, en un contexto distinto, Díaz Bello aseguró, con base en su puro testimonio personal, que informódirectamente
a López Obrador de los nexos de Abarca con el crimen organizado, de las relaciones de hermanos de la esposa del empresario con cárteles regionales y de sospechas de lavado de dinero. Según ese declarante, el tabasqueño habría desatendido los señalamientos específicos, habría insertado en su discurso unas cuantas palabras presuntamente complicitarias, hay que apoyar
, y habría avalado
la llegada de Abarca al poder municipal.
En los párrafos antepenúltimo y penúltimo de su nota, el propioReforma incluyó una clave para matizar esa información: Díaz Bello, actual diputado local en Guerrero, noinformó
a AMLO directamente
(el inequívoco adverbio fue usado en la primera parte de la nota) de todo lo que ahora asegura haber reportado.Al término del mitin, antes de que el candidato presidencial subiera a su camioneta
, Díaz Bello dice haberle entregado un documento con los antecedentes de Abarca. López Obrador recibió los papeles y se retiró
.
Sin embargo, para Camacho Quiroz, es decir para Los Pinos, esa información imprecisa y cambiante fue suficiente para emitir un comunicado de prensa bajo el título Sospechoso silencio de AMLO sugiere omisión cómplice
. Ante esas revelaciones hechas públicas hoy
(por ayer), el ex gobernador mexiquense (es decir, Camacho Quiroz) le pide a López Obrador al menos una explicación al respecto
, desliza la hipótesis de quesus vínculos personales y políticos
yla información que conozca
sobre el caso Iguala puedan ser integrados al expediente penal correspondiente (por lo cual AMLO podría ser citado a declarar y eventualmente se le podría imputar un grado de complicidad así fuera indirecta) y le encaja la acusación política, mediática y judicial de que su sospechoso silencio
respecto a Abarca (y, obviamente, respecto a Mazón, el todavía precandidato único de Morena a la gubernatura de Guerrero) sugiere, mínimamente, una omisión cómplice
.
La conducta de AMLO en cuanto a (pre) candidaturas de Morena y, antes, en cuanto a la desatención o desconocimiento de las circunstancias específicas de aspirantes municipales a cargos por la vía del PRD, y la tozudez en no pronunciarse ahora de manera tajante, inequívoca y congruente en cuanto a Mazón y Abarca, no constituyen indicio alguno de complicidad criminal. Pero Peña Nieto, a través del PRI, pretende generar una suerte de segundo intento de desafuero contra AMLO, justamente el día en que éste tuvo una fuerte concurrencia a un mitin en la Plaza de la Constitución, en el que insistió en demandar la pronta renuncia de EPN. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero