Por: Jorge Castañeda
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) evaluó la carcinogenicidad de los insecticidas gamma-hexaclorociclohexano (conocidos como lindano), el diclorodifeniltricloroetano (DDT) y del herbicida ácido 2,4-diclorofenoxiacético (2,4-D), el más empleado en el mundo.
Tras revisar exhaustivamente la última literatura científica disponible, un grupo de trabajo formado por 26 expertos de 13 países, convocados por el Programa de Monografías de la IARC, clasificó el insecticida lindano como carcinógeno para los humanos, además de que causa graves daños al medio ambiente.
El grupo de trabajo fue presidido por Manolis Kogevinas, director científico adjunto e investigador del Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental (CREAL), centro aliado del Instituto de Salud Global (ISGlobal).
“La investigación sobre los efectos cancerígenos de la exposición a los pesticidas en los seres humanos es muy difícil. Esta es la primera vez en los últimos 30 años que un plaguicida (lindano) se clasifica como carcinógeno humano, aunque sabemos que muchos de los plaguicidas utilizados son cancerígenos tal como se ha comprobado en pruebas con animales”, explicó Kogevinas.
Refirió que “la evaluación del DDT como un ‘probable carcinógeno’ (Grupo 2A) también es importante. El DDT había sido uno de los insecticidas de uso más frecuente en todo el mundo. Su uso es limitado y, en la mayoría de los países se prohibió debido a los extensos efectos perjudiciales sobre el medio ambiente”.
Abundó que “estas evaluaciones indican que de forma clara se deben realizar muchos más esfuerzos en la investigación y prevención de los efectos negativos de los plaguicidas en los seres humanos”.
La clasificación del DDT, el herbicida 2,4-D y el lindano
Cabe destacar que el insecticida DDT fue clasificado como probable carcinógeno para los humanos, basándose en las suficientes pruebas existentes de que causa cáncer en animales de experimentación y en pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (lo que ha sido analizado por foroambiental.com.mx en diversos artículos) .
Los estudios epidemiológicos encontraron asociaciones positivas entre la exposición al DDT y el LNH, el cáncer testicular y cáncer de hígado. También hubo una fuerte evidencia experimental de que el DDT puede suprimir el sistema inmune y afectar a las hormonas sexuales.
Sin embargo, en general no hubo asociación entre el cáncer de mama y los niveles de DDT medidos en muestras de sangre o grasa.
El herbicida 2,4-D fue clasificado como posible carcinógeno para los humanos (Grupo 2B), basado en evidencias insuficientes en seres humanos y en evidencia limitada en animales de experimentación.
Los estudios epidemiológicos proporcionan una fuerte evidencia de que el 2,4-D induce estrés oxidativo, un mecanismo que puede operar en los seres humanos, y pruebas moderadas de que el 2,4-D provoca inmunosupresión, basados en estudios in vivo e in vitro.
Sin embargo, los estudios epidemiológicos no encontraron un aumento importante o constante de riesgo de LNH u otros tipos de cáncer en relación con la exposición del herbicida 2,4-D.
Respecto al lindano, hay que recordar que se ha utilizado ampliamente para el control de insectos, tanto en la agricultura como para el tratamiento de piojos y sarna en las personas.
Produjo altas exposiciones entre los trabajadores agrícolas y en los aplicadores de plaguicidas. Sin embargo, el uso del lindano está prohibido o restringido en muchos países.
Y es que estudios epidemiológicos sobre las altas exposiciones agrícolas en Estados Unidos y Canadá mostraron un riesgo un 60% mayor de desarrollar LNH en las personas expuestas al lindano.
El DDT fue introducido para el control de enfermedades transmitidas por insectos durante la Segunda Guerra Mundial y más tarde fue aplicado ampliamente para erradicar la malaria, así como en la agricultura.
Aunque la mayoría de los usos de DDT se prohibieron en la década de 1970, el DDT y sus productos derivados son altamente persistentes y se pueden encontrar aún ahora en el ambiente, en los animales y en los tejidos humanos en todo el mundo.
La exposición al DDT se sigue produciendo, principalmente, a través de la dieta. El uso restante y esencial de DDT es para el control de vectores de enfermedades, sobre todo para la malaria. Este uso está estrictamente restringido en virtud del Convenio de Estocolmo.
Por otro lado, el herbicida 2,4-D, desde su introducción en 1945, ha sido ampliamente utilizado para el control de malezas en la agricultura, la silvicultura y los entornos urbanos y residenciales.
Las exposiciones ocupacionales a 2,4-D pueden ocurrir durante la fabricación y aplicación, y la población en general pueden estar expuestos a través de los alimentos, el agua, el polvo, o la aplicación residencial, y durante la pulverización.
Es preciso señalar que la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) es la agencia más reconocida en el tema por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Jorge Castañeda es colaborador especial de ADN Sureste y
Director Editorial de foroambiental.com.mx
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(Con parte de información de Agencia SiNC y OMS)