Oaxaca de Juárez, 27 de abril. Luego del sismo que azotara Nepal este fin de semana, la situación ha empeorado de manera superlativa. Muchas personas perdieron la vida y a sus seres queridos, junto a ellos, la humanidad ha perdido miles de riquezas históricas y culturales que Nepal albergaba y que muchos gobiernos no procuraron conservar. Sin lugar a dudas, la catástrofe es una de las mayores urgencias humanitarias a la que el mundo se enfrenta.
La cifra de muertos ha superado los 3000, amén de todas las pérdidas arquitectónicas. La hospitalización se ha convertido en uno de los problemas principales dado que se ha excedido la capacidad de los centros de salud y la falta de apoyo por parte de los gobiernos de China e India ha ralentizado la recuperación de la capital Katmandú.
Por su parte, el resto del mundo ha hecho por enviar ayuda humanitaria a un país que hasta hace unos días vivía de manera normal. La situación empeora cuando se expone la realidad de las comunidades en las montañas, que de acuerdo a La Organización de las Naciones Unidas, “no estaban preparadas en lo absoluto para la catástrofe.
El número de desaparecidos se ha ido incrementado y debido a la lenta labor de los cuerpos de ayuda humanitaria se ha contabilizado un gran número de desplazados. Muchas de las zonas de este país son accesibles sólo por vía área, debido a lo accidentado del terreno, por tanto, la realidad se espera que sea mucho más cruda de los que imaginamos.
Los suministros de emergencia también se empiezan a agotar, lo que preocupa aún más a la comunidad internacional debido a que el aeropuerto internacional de Nepal se encuentra cerrado, son pocas las organizaciones de ayuda humanitaria que han logrado ingresar al territorio.
La situación en Nepal no es sencilla y es un buen momento para empezar a reflexionar como comunidad internacional de todo lo que adolecemos, y de la falta que hace una verdadera legislación en materia de derecho internacional humanitario. Sólo queda esperar a que la tragedia sea menor y responder de manera expedita ante las obligaciones que genera el ser parte de una comunidad internacional.